BUENOS AIRES

A mi es una ciudad que me gusta, así que aprovechando que los machos alfa de mi grupo querían ir a cazar aves a la Pampa, me quedé allí tres días.
Si no habeis estado nunca "sus" recomiendo, y si habeis estado comentamos(algo muuuuuuuuuy argentino), yo creo que inventaron lo de tomar el mate para poder hablar y hablar y filosofar y filosofar, es un topicazo pero que gran verdad.
El primer día me lancé a por libros, siempre compro muchos, nada del otro mundo pero es que están a un cuarenta por ciento del precio de aquí, como no me gusta el libro usado(el antigüo sí), no encontré ninguno de mi lista de imposibles pero me traje un montón de cuentos infantiles.Y aproveché para visitar el Ateneo Grand Splendid(N.D. había colgado una foto en una entrada suya y yo no lo conocía), es un teatro transformado en librería y está en las top 10 del mundo, es muy bonita, los libros muy desordenados y muy poca oferta pese a lo que aparenta, pero tomar un sandwich en el escenario mientras admiras la bóveda es agradable.

 Después de echar la mañana por las librerías de santa Fe(antes siempre me había surtido en las de la calle Corrientes) volví a Recoleta a dejar tamaña carga y muerta de hambre me fui al café Biela a retomar fuerzas, está al lado del famoso gomero(yo creo que es un ficus benjamina gigante) que data del mil ochocientos y pico.

 El paseo por el cementerio(que está enfrente) es obligatorio, además es de los pocos sitios donde el sol te llega.

 Ya que estaba de libros me fuí a hacer cola a la Torre de Babel que Marta Minujín había construido con donaciones de libros para conmemorar que este año Buenos Aires es la capital del libro.Hubo suerte y pude subir, como era de noche la vista ya no era tan excepcional.La habían ubicado en la plaza san Martín(de donde arranca la calle Florida para los que quieran comprar cueros y souvenires).

Al día siguiente plaza san Telmo, es mucho mejor el fin de semana que ponen mercadillo de antigüedades pero a mi me gusta ir igual, y tomar cacahuetes en el café Dorrego.En ese mercadillo compré hace muchos años mis mejores antigüedades(sifones, teléfono que con el cambio de las centralitas ha dejado de ser útil, maletas de cuero, etc), desde lo del corralito cerraron muchas y las que quedan en cuanto ven tu acento triplican, pero me traje un Topo Gigo sin bigotes, diarios en los que salía Fangio(pensando en el último hombre de mi vida) y casi, casi, me traigo una mesa modernista(sin comentarios).
Al volver al hotel me encontré a otro grupo que se había quedado trabajando y como son todo hombres, me hicieron la ola y me dijeron que me llevaban donde yo quisiera, aproveché la coyuntura y dije que al viejo Almacén, es el típico sitio de tangos para extranjeros que recomienda Alterio pero mi grupo nunca había querido ir, y no, no soy capaz de ir a un sitio así sola.Al final el conserje nos convenció para que fuéramos al café de los Angelitos(otro teatro remodelado) y fue de lo más acertado, la cena correcta y el espectáculo bueno.
No tiene nada que ver con una "milonga" que es donde de verdad van los lugareños a bailar tango, fuí en una ocasión y si te gustan las cosas auténticas aunque tengan un punto cutre hay que vivirlo, impresiona, ese mirarse a los ojos, esa manera de bailar que parece que te va la vida en ello, esa pasión sin importar la edad o condición, por más que miré y observé no llegué a ver como se formaban las variopintas parejas(que solo eran de baile y no habían acudido juntas), una experiencia inolvidable y muchísimo más barata.
Después fuimos a tomar la copa al hotel Faena, es el local "fashion" en Puerto Madero pero la coctelería que tenemos aquí es dificilmente superable.
El tercer día visita rápida al barrio de Palermo(estilo Soho si me obligas a compararlo con algo).Y luego las compras obligadas:ropa de "la Martina" para mis amigos "quiero y no puedo"y solomillos varios para mi familia y mis amigos "no puedo aunque quiera".
Como imprescindibles faltaría:la casa rosada, el café Tortoni y la Boca(el caminito por colorido pero está lejos para lo que es).

Esta entrada se la dedico a Humberto que me recomendó una libreria-teatro a la que no me dió tiempo a ir pero que me guardo para el año próximo.