Me piden que escriba sobre mi cumpleaños, supongo que quieren compartir ese sentimiento de decrepitud que suele atacar a partir de los cincuenta porque ni en el mejor de los supuestos ya vas a vivir la misma cantidad de años que llevas vividos.
Pues va a días.Es verdad que hay una especie de crisis porque mueren por infarto los primeros conocidos de tu quinta, el cáncer empieza a ser algo que vive alguna de tus amigas y bastantes conocidos y eso da que pensar...mucho.
Si el tema te toca en primera persona el rallarte está más que justificado pero si no hay nada tan grave a mi me da pudor llorar.
Hace mucho que dejé de mirarme al espejo con detenimiento, ya no uso tirantes ni enseño las rodillas.Si encima tu situación personal o económica es peor que hace diez años la tontería se puede volver tragedia pero no es mi caso.
Si no tengo relaciones eso que me ahorro en ropa interior y estética(si, yo dejo incluso de depilarme...todo sea dicho ...no soy excesivamente peluda).
Si no tengo dinero dejo de salir con lo cual tampoco necesito ropa nueva ni colonia ni cojudeces varias.Vuelvo a tirar de biblioteca en vez de librerías varias y así le doy otra oportunidad a los clásicos.
Creo que es una etapa, una de tantas, y que ya vendrán mejores.Y no soluciona nada pensar "si...." o "si...".
Me resulta muy curioso cuando alguien me dice que se le ha pasado la vida sin hacer nada...o sin enterarse.
A mi me da la sensación de que he vivido cuatro vidas y voy a por la quinta.Y todas mis vidas sumaron y dejaron huella.Y puede que no lo demostrara con el entusiasmo que demuestra ahora mi hija por todo pero lo vivía con la misma intensidad.
Recuerdo mi primera noche en tienda de campaña, la matanza del cerdo cuando el concepto animalista no existía, mi primer beso, el olor de las tardes de verano cuando te obligaban a hacer siesta porque no existía aire acondicionado y te distraías intentando localizar chicharras, ir al cine de la parroquia donde merendábamos y fumábamos pero cortaban los besos de las pelis de James Bond o John Wayne.Las celebraciones eran solo familiares y los vínculos con las amigas para toda la vida.
Viaje a Mallorca como el novamás y la muerte de los abuelos.Esa fue mi primera vida.
La segunda fue de los doce a los veinte diría yo, fuí precoz y hasta que trabajé en algo más allá de hacer canguros la etapa más difícil para mis padres con muchísima diferencia.Fumaba pese a haber pasado una tuberculosis, o a lo mejor por eso precisamente.Me auto lesionaba para demostrar que era la más valiente.Me escapé de casa durante cuatro horas, me gustaban los chicos cuatro años mayores(menos mal que entonces el concepto calientabraguetas no era el mismo que ahora), me lié con un profesor de gimnasia(sin llegar a mayores), hice muchísimo deporte(más del aconsejable por haber sufrido tuberculosis), me expulsaron de un colegio, y lloré muchísimo e intenté suicidarme(aunque creo que no con mucho énfasis), también me lo pasé muy bien.Amor verdadero.
La tercera es cuando ya en la universidad(un grado medio en una privada) empecé a trabajar y a entrar y salir sin tener que dar explicaciones(más allá de las justas).Me volví responsable pese a que dormía poquísimo pero no bebía ni me drogaba en exceso y solo me acosté con un chico y fue por amor.Por supuesto hacía ver que me drogaba y que bebía como el que más y jamás contaba que no me acostaba con todo el que salía, me hice una experta en fingir que era peor de lo que era, pero es que eran los ochenta y había que tener marcha si o sí.Y también lloré pero ya no tanto y me divertí quizás más.
Llegaron los noventa y con ellos la primera crisis económica que recuerdo pero a mi me
pilló del lado de los que tenían mucho y se forraron aunque luego se ha visto a costa de qué y quienes.Por aquel entonces empecé a viajar a gastos pagados y nos dijeron que el CNI tenía pinchados nuestro teléfonos.Trabajé para los Pujol, de la Rosa, grupo Kio, Mario Conde y así un largo etcétera, lo mejor de cada casa, solo me faltó que me presentaran al comisario Villarejos y hubiera hecho bingo.El hombre de mi vida me dio mucha vida(mala y buena).Me divertí muchísimo, me fuí a vivir a Madrid.Conocí África y América del Sur.
La cuarta empezó cuando acabé con el hombre de mi vida que moriría dos años después.Pero en esos dos años viví cierta liberación ,tras doce años de luchar emocionalmente hasta la extenuación, que creo me dieron fuerzas para todo lo que vino.A Dios gracias(no se me ocurre una expresión de no creyente) laboralmente fue la mejor época de mi vida, me valoraban, me pagaban más de lo que yo creía necesario y viajé a todo plan a los destinos más variopintos y lujosos.El físico me acompañaba pero mi obsesión por ser madre empezó a minarme, hasta que lo resolví a las bravas.Si quería ser madre solo tenía que serlo.Así que tuve a mi hija que ya ha cumplido once años y de lo único que me arrepiento es de no haberla tenido antes para darle hermanos pero las cosas a veces no son por algo.
Habrá quién piense que tener una hija fue el principio de otra vida pero no, el principio de mi quinta vida creo que ha llegado al morir mi jefe, al dejar de andar mi madre y ver que su dependencia es un hecho, al tener que echar cuentas para poder vivir mes a mes porque la nueva jefatura carece de empatía, al morir un compañero de trabajo con el que llevaba más de veinte años a piñón, al decidir que se puede vivir sin sexo sin echarlo de menos, entre otras cosas, porque ahora mismo no tengo tiempo ni ganas para abrir otro frente.
He estado en el Hyatt de Tokyo desvelada como Scarlett Johanson en "Lost in translation", he ido dieciocho veces a las Seychelles, he tenido un koala agarrado a mi en Australia, he llorado por los cuarenta y tres desaparecidos en México, he salido volando(literalmente) huyendo de Chávez, el amor de mi vida subió de madrugada hasta mi balcón para declararme su amor, el último hombre de mi vida hizo seiscientos kilómetros de madrugada para pedirme perdón, me han llegado ramos de rosas que nunca he sabido de quién eran, he parido sola, he querido morirme de dolor de corazón, me he reído hasta las lágrimas muchas veces, he tenido que empujar una furgona en medio de la sabana africana, he bailado con las mujeres de una tribu cuyos niños no conocían al hombre blanco, sufro pensando el día, cada vez más cercano, en que me falten mis padres, y miro amanecer siempre que estoy despierta a esas horas.Y sí, yo creo que he vivido, y si me muriera lo sentiría por mi hija pero desde luego no porque no haya vivido.Y sí, todavía me faltan cosas por hacer, quiero subir a Machu Pichu y ayudar en la fundación Vicente Ferrer "in situ" y ver que mi hija consigue pasar la adolescencia sin sufrir en demasía y que mis padres sean de esas parejas que llegan a los cien juntos
pero también sé que todo no se puede tener y con los años me he hecho más conformista.
Desde luego si algo te tiene que dar la edad es cierta paz, que no conformismo, pero si saber qué es lo que de verdad quieres pelear.
He dicho.
Con cariño, a Pilar.Y ya llegarán los sesenta con hijos criados y nos dedicaremos a hacernos curas de belleza, viajar y ligar.O a ayudar a los que están peor que nosotros que eso también rejuvenece seguro.
La chispa de la vida.