martes, 28 de agosto de 2018

SALA VIP

Estoy en algo parecido a una sala VIP de las que hay en los aeropuertos pero ésta no es autoservicio, aquí, salvo la prensa, hay que pedir lo que quieres.

Llegan dos hombres, el primero de unos cuarenta años se dirige a mi y me dice :-¿no te acuerdas de mi?.Y sí, si me acuerdo, trabajaba en mi empresa hará diez años y se marchó para dedicarse al mundo de la noche que le atraía mucho y en ello sigue(no bebe ni se droga, a mi me parece raro).

El segundo es la versión de Paquirrín en moreno, de hecho pienso que es árabe hasta que le oigo hablar.Y más tarde uno de los encargados de la sala le preguntará si pincha en alguna parte y él contestará que todo lo que puede, todas las noches que sale con el compañero al que están esperando y de las sobras.Esto seguido de una sonora carcajada  y ya le ha encasillado en mi mente "forever" como gañán.Cuando saca uno de esos altavoces inalámbricos de treinta centímetros y empieza con el trap a todo volumen ya no tengo dudas.

Y cuando llega el tercero en discordia alucino, guapete, veinte años, chandal azul eléctrico de Versace, tatuajes y un anillo que probablemente valga su peso(el del sujeto) en oro.
Se pone la gorra de beisbol con la visera hacia atrás y empiezan a hacerse fotos.
Piden jamón, tortilla de patatas y queso.Cuando se lo sirven me piden que les haga una foto y al decirles que se aparten un poco de la mesa que si no sale la comida en la foto me contestan que así está bien, que el jamón tiene que salir.

Van a correrse una juerga a Disney Paris, verídico, y está claro que el joven paga todo.
La conversación entre ellos da para otra entrada, pero me quedo con el momento en que el que paga le dijo al pseudopaquirrín que tenían un "Royce-Royce" con chófer esperándolos y el otro "descojonao" le dijo que lo repitiera para grabarlo.

¿Profesión del "paganini"?

Más tarde pregunté a mi conocido y me me metí en internet para averiguar más.

Me dio mucho que pensar.Para ellos esa estética "cani" es lo más, al igual que la música trap, y la manera de hacer ostentación del dinero.Y estuve pensando en qué se diferenciaban de mis compañeros de trabajo, esos que van con el pantalón estilo "dockers" en modo sobaquero, el "pullover" en los hombros y la gomina puesta y se creen que son lo más.

Por supuesto hay un tema educacional de base, mis compañeros tienen cultura, jamás habrían puesto, ni un momento, música sin tener un auricular en la oreja y salvo que en la mesa hubiera percebes no creo que hubieran fotografiado la comida.Pero les encantaría conducir los coches que tenían los susodichos y tener pivones siliconados al alcance de sus manos.

Pero a lo que me refiero es a lo de considerar que el grupo al que perteneces y la estética a la que te sujetas es la mejor.Eso me fascina.Mi hija dice que tengo prejuicios porque según la vestimenta y estilo en el hablar clasifico a la gente.Hacer prejuicios no me parece mal, no tienen porqué ser negativos y es gracioso cuando te equivocas porque entonces es como si descubrieras a alguien disfrazado.
Y es muy raro ver a un físico cuántico vestido con chándal azul eléctrico de Versace y cadenón de oro al cuello o a un cantante de trap con traje y corbata.Igual que sería muy raro ver a un futbolista casado con una mujer bajita, gordita y con estudios.

Y no creo que sea malo tener prejuicios cuando punto y aparte, soy capaz de interesarme por ambos extremos y compartir experiencias varias con todo tipo de gente.Otra cosa es que en base a lo que tengamos en común la cosa pudiera llegar a más.







miércoles, 15 de agosto de 2018

UNA EXPERIENCIA RELIGIOSA

Un domingo libre en Nueva York no recuerdo haberlo tenido jamás, así que cuando P. me preguntó qué quería hacer, dando por hecho que ni L. ni G. se iban a apuntar me salió sin pensar:-oír gospel en Harlem.
Y me contestó:-vale pues tú te encargas.
Ni que decir tiene que pese a la emoción, yo tenía tremendo trancazo y oídos tapados, me costó.
Meter en el navegador Gospel en Harlem y marearme fue todo uno.
La border line señorita de la recepción del hotel más informatizado en el que jamás he estado,haces el "check-in "y el "check-out" en un ordenador y todo en la habitación (luces,persianas, aire) funciona con un iPad, no supo ayudarme.Da que pensar...pues cualquier conserje de un tres estrellas sabe mirar en su ordenador todo lo turístico en varios kilómetros a la redonda.
En fin, que al final me decidí por uno que el horario cuadraba, ya que las misas evangélicas donde se canta suelen durar entre dos y tres horas y ya eran las nueve dadas.Y ponía que los turistas eran bienvenidos sin ser de las que entran dentro de los "tours"e incluso pagan por asistir.

Llegamos con casi cuarenta minutos de tiempo antes de que empezara el servicio y creo que por eso nos sentaron en la planta de abajo pese a los reproches de una local que más tarde aprecié no estaba en sus cabales.Los turistas que fueron llegando más tarde les llevaban a una planta superior.

Es una pena que no dejaran hacer fotos pero totalmente comprensible, no hubiera dado abasto y no hubiera disfrutado ni la mitad.

Creo que ni en mil años sería capaz de hacer una descripción exacta de lo que allí viví.
Para empezar nos recibió una mujer que parecía vestida cual enfermera años cincuenta con unos ojos claros detrás de una montura de gafas bastante "kitsch" y había dos guarda espaldas vestidos con traje de corte relativamente clásico pero claramente heredado.

El servicio empezó felicitando a los chicos de la parroquia que se habían graduado, la mayoría representados por sus abuelas.
Hasta no bien mediada la mañana no empezó a llegar personal joven.Yo diría que la primera hora hora eran solo mayores y niños.
Y con unas vestimentas que ni en la mejor de las películas se ve reflejada.Mujeres con turbantes africanos y trajes chaqueta dorados, vino, morados, comprados en una tienda de Harlem en los setenta por y para negros.Podría ser que quedara alguna tienda a día de hoy que siguiera vendiendo algo similar al igual que todavía quedan en España tiendas que venden batitas y trajes de madrina que parecen sacados de otra época pero al ser domingo yo no vi ninguna.Zapatos de plástico negro imitando a charol con guantes de rejilla blancos y sombreros hongos y de copa para imitar esos cardados africanos imposibles.
Había un hombre vestido entero de verde cotorra, incluido sombrero, foulard y zapatos al que todo el mundo saludaba y que luego vino a ser de los más tranquilos y aparentemente más centrado.
Se notaba el sistema médico norteamericano en la manera retorcida de andar de personas que apenas han visitado al médico pese a sufrir dolor y aparentan muchísima más edad de la que tienen.

Al son de la primera canción nos dimos cuenta que no íbamos a oír el mejor gospel de nuestra vida (esos coros donde se hicieron famosas Whitney Houston, su prima Dionne Warwick o su madrina Aretha Franklin)pero era suficientemente correcto para que aguantáramos sentados.

Pero lo mejor estaba por llegar.Intercalaban el sermón con canciones y referencias a todos los nacidos, muertos y premiados de la congregación en el último año, incluidas referencias al anterior pastor que estuvo no se cuantísimos años al frente hasta que murió de viejo.
Y entrando en la segunda hora y con solo un mareo por parte de una de las cantantes que yo creo que fue provocado por sus movimientos descontrolados unidos a su sobrepeso y el calor que allí hacía, y al cual solo hicieron caso sus compañeras más cercanas...empezó lo verdaderamente chocante.

El pastor más relevante empezó sus bendiciones después de que nos diéramos la paz.La muchedumbre se acercaba en fila, como en una misa católica a comulgar, y él les ponía la mano en la frente y aparentemente se desmayaban o entraban en trance moviendo todo su cuerpo, a excepción de los bebés que claramente no se sugestionaban.Y fue entonces cuando el ritmo de la música se aceleró y todo el mundo empezó a bailar como si no hubiera un mañana.Desde nuestro último banco no pudimos más que ponernos en pie y bailar lo más comedido posible para no estar quietos sin llamar la atención.
Pero allí todo el mundo entró como en una catarsis colectiva y era muy llamativo como sin haber bebido nada ni haberse drogado eran capaces de desahogarse de esa manera, echar fuera todas las miserias que probablemente tengan que sufrir durante la semana y cargarse de energía positiva dentro de esos trajes de falsa seda que de puro tiesos sonaban "fru-fru".

La mujer que nos había recibido al entrar estaba totalmente ida, yendo cual caballo desbocado corriendo todo el perímetro de aquella enorme sala.Los dos porteros como si estuvieran en una audición para el "Cotton club" y el resto por los pasillos o de pie delante de las bancadas bailando incluso con muletas.
La mayoría de los parroquianos jóvenes habían llegado en la última media hora, incluso vi un par de mujeres vestidas de manera actual que también se arrancaban a bailar y ahí ya me solté.
De jovencita nunca me hizo falta beber ni drogarme, a mi me producía euforia la música alta y las masas enfervorecidas de los conciertos y esto era lo más parecido que había visto en años.

Y aunque no me hubieran contagiado, solo observando el surrealismo que se vivía allí dentro, a la par que caía la primera tormenta de verano en Manhattan fuera, valió la pena.

Tres horas más tarde volvimos andando al hotel, cruzando todo Central Park, yo anonadada y P."flipao" con lo que había vivido y ambos conscientes de que no podríamos contarlo a G. y L. porque no lo entenderían.Ambos coincidíamos en que ellos a los cinco minutos hubieran huido despavoridos, carecen de ese mínimo interés hacia el otro y ya si pertenece a otro grupo social o cultural ni te cuento...

En fin, que lo recomiendo a todo aquel que vaya a estar un domingo en Manhattan y sea capaz de sentarse en una esquina cualquiera y ver al personal pasar ...sin más...imaginando vidas.



martes, 7 de agosto de 2018

AGOSTO

Es el título de una obra de teatro de Tracy Lefts que en su día recibió el premio Pulitzer.
Me quedé con las ganas de ver la versión con Amparo Baró y la Machi pero la adaptación en catalán con Anna Lizaran fue la obra más vista en la historia del teatro de Cataluña y para mi ya siempre irá asociada a Lluisa por lo que de aquella noche tuvo de memorable.
Descubrir que pese a lo poco que teníamos en común la cultura iba a ser nuestro punto de unión hasta que la muerte nos ha separado.
También hay una versión en cine con la Streep y la Roberts que pese a que no ha sido excesivamente tergiversada pierde al rebajar la crudeza, lo cual es muy propio del cine comercial americano.Y esa es la esencia de éste drama, la crudeza de la vida en tiempo real.
Eso y la sensación de sofoco y agobio propios de la canícula.Y es que éste año el mes de agosto me está resultando muuuuy agobiante.
Así que para soltar lastre voy a contar dos tontadas que a mi me han parecido de lo más surrealista del año.

La primera es que estábamos en la cena de chicas de verano que reservamos terracita  y ya intentamos lucir moreno y creo que fue la única que llovió en todo el mes.Así que metidas bajo techo y a presión y después de brindar por Lluisa y la salud y con botellas de vino varias empezamos a desparramar y repetir (con demasiado ahínco algunas) que ninguna estaba apuntada al Meetic ni al Tinder pero que todas sabemos de amigas que... se han encontrado con el profe de sus hijos en esas páginas, con el jefe de su marido o el vecino del quinto.
El caso es que la cosa decaía y entonces una dijo que una amiga había ido a hacerse las uñas semi-permanentes a un centro de esos que solo trabajan chinas y la sorpresa se la llevó al acabar cuando la china le dijo:
-¿Quieles que te coma el c***?
Y la otra ojiplática
-¿Cóooooomo?
-Sí, que si quieles te lo como.
-¿El quéeeee?
-El c***.
-Nooooo

Después de atragantarnos, reírnos y demás a mi me entraron las dudas, esto sonaba a leyenda urbana y le pregunté que me dijera el centro, me contestó que solo le había dicho la población...como era una amiga...
Yo a mis amigas les hubiera preguntado el centro y creo que hasta hubiera ido a verlo con mis propios ojos pero....mi afán sociológico parece que no lo comparte nadie más.

La segunda tontada puedo asegurar que es cierta porque lo vi.En Sun Valley, una estación de esquí de Idaho organizan un "summer camp for billionaires" en julio.Lo organiza Allen & Co's y allá que van todos los CEO's que son invitados.Como los de Apple, Facebook, Disney, Spottify,Netflix, CBS, Warner Bros...etc.Sin ninguna seguridad extraordinaria.
Como estudio sociológico y dejando de lado la frivolidad me pareció de lo más entretenido.Sun Valley es un sitio muuuuuy pequeño y estaban casi todos en el mismo "lodge" y es verdad que el clasismo americano es muchísimo más "light" que el europeo y te permite mezclarte con ellos y observarles sin que ellos ni te vean(dentro de unos límites).La única que destacaba era Jerry Hall pero más que nada porque le saca dos cabezas a su actual marido Murdoch.
Que los millonarios necesiten "campus" de verano es algo que todavía no he asimilado.

A todo esto y después de llevar a mis compañeros a  cenar a un sitio que me habían recomendado pero que no les gustó porque les pareció demasiado "snob"(todas las mujeres estaban operadas a la manera de hace veinte años y parecían Barbies cortadas por el mismo patrón) escogí para la siguiente noche el lugar más antiguo y popular de Ketchum y os dejo las fotos...que valen más que si os describiera el olor de marihuana o las hamburguesas de salmón.



 Y ni os cuento cuando se me acercó un tipo de dos metros y me dijo que le siguiera si quería una foto de algo verdaderamente original(y eso que intenté disimular haciendo fotos) y me llevó a la trasera del baño donde estaba éste cartel que si podéis ampliar leer con atención las reglas básicas.Ahí lo dejo.