COSTA BRAVA

Si me dan a elegir una provincia española, sin duda Gerona es la que me parece más bonita y la costa brava la más auténtica, ayuda el que no llegue el tren y que sea la más cara.

Si es agosto, seguiré escogiendo Cabo de Gata o Asturias para vacaciones en la playa pero solo porque no puedo con las masificaciones.

Pero el resto del año no tengo dudas, cualquier hombre de mi vida ha tenido su momento costa brava, cualquiera de mis amigos que haya mostrado interés ha tenido una guía siempre dispuesta, y si me tengo que escapar con mi churumbel, es allí donde me encontrareis.

Lo tiene todo, mar y montaña y muuuuucha cultura(si te gustan las piedra).
Si te gusta conducir, que se quite la costa azul, si no ¿porqué vienen tanto los franceses?Ahhhh, también es verdad, es más barato que la costa azul, es como Fuenterrabía, a nosotros nos parece caro pero para un parisino está "tirao".

No me gusta toda la costa brava, Lloret  y Rosas me parecen un horror pero a  Begur, Llança, Tamariu, Llafranch, Cadaqués y Calella me parece que hay que ir por lo menos una vez en la vida, igual que a Pals, Peratallada y Girona capital (estas tres ya sin mar).

Si te gusta Dalí ya tienes la mitad de la excursión "apañá", y si te gusta comer bien la otra mitad.

Lo único malo es el viento de "tramontana", que cuando sopla es bastante incómodo, y el poco amor que nos tienen a los "xoriços" y "ohquemacu" de Barcelona los propios del lugar, pero todo no se puede tener.Si quieres paisaje verde ya sabes que tiene que llover, así que si eres de los que no soporta la lluvia, definitivamente, vete a cabo de Gata, incluso a Granada, dicen que Salobreña tiene el mejor microclima de la península, ahora nadie te va a quitar de esos atascos a Almuñecar.

¿Que ahora está de moda Zahara de los atunes y Tarifa?...a mi el viento me pone de muy mal siroco.Pero ir, ir, que así seguiré teniendo más metros de costa brava para mi.

Y no es un amor por sentimentalismo, yo crecí veraneando en la costa dorada pero si has escuchado una noche habaneras en Calella, has visto una puesta de sol en Llancá, has cenado en Llafranch, has ido de copas a Begur, a ver amanecer cruzando el cabo de Gata para desayunar en Cadaqués, a dar un paseo por Peratallada y Pals viendo atardecer desde la iglesia, visitado la judería de la capital cuando el concurso floral ya no lo olvidas jamás.

Y no doy nombres de otros pueblecitos para que no se saturen sus hotelitos rurales, sus restaurantes familiares y sus carreteras, que hoy solo me leeis unos pocos pero nunca se sabe.

Una noche de invierno el último hombre de mi vida, estando en Madrid, me dijo:-Llévame a un sitio de mar entre pinos.Cogí el coche, conduje toda la noche y aparqué ocho horas más tarde en el parador de Aiguablava, no lo vió hasta la mañana siguiente, pero desde luego ese fue mi más grande golpe de efecto para con uno que por mar y pinos solo alcanzaba a imaginar Jávea.